jueves, 21 de agosto de 2014

Llamado a la unidad, ¿con dedicatoria? Por: Arturo Reyes Isidoro Columna


En los usos, costumbres y prácticas priistas, el arranque el lunes de la 
renovación de sus comités municipales para el periodo 2014-2017 con la 
publicación de las convocatorias respectivas dio inicio a un proceso 
de largo plazo que apoyará y atravesará las elecciones federales 
intermedias de 2015 y culminará en 2016 con la renovación de la 
gubernatura del estado.

En lo inmediato, el ejercicio alborotará el avispero tricolor pues más 
de uno querrá presidir el comité de su municipio ya que ello puede 
conllevar al menos un reintegro en futuras posiciones de cargos 
partidistas o de gobierno –regidurías, sindicaturas, alcaldías, 
diputaciones locales o algún cargo (hueso) en la próxima 
administración pública estatal.

Algo que no se puede dejar de reconocer es que el PRI en el estado 
está trabajando para mantener y consolidar el poder que tiene en el 
estado y que su presidenta Elízabeth Morales García se aplica en 
serio, aunque el camino del renuevo municipal de su estructura 
partidaria está sembrado de espinas pues en la búsqueda del poder, así 
sea municipal, afloran muchos intereses y ambiciones.

Elí dijo que el cambio de sus comités municipales será abierto y 
plural y habló de inclusión de todas las voces tricolores. Eso expresó 
pero habrá que ver hasta dónde llega o la dejan llegar pues según ella 
se trata de un proceso democrático. En otras épocas ya se ha 
demostrado que la elección democrática de esos comités es posible si 
desde el centro no se opta por la imposición.

Pero tanto el lunes cuando hizo el anuncio como el sábado cuando habló 
en el Consejo Político Estatal extraordinario que realizó su partido 
en Xalapa, la presidenta del CDE reiteró su llamado a la unidad. 
Señaló que inclusión, orden y unidad son necesarios para enfrentar los 
retos que vienen. Habló de sumar, multiplicar y unificar.

Mencionó algo que el priismo debe tomar en serio si no quiere volver a 
perder la Presidencia por el cansancio de los ciudadanos de los vicios 
y prácticas que lo caracterizaron en el pasado, incluyendo la 
antidemocracia que practicó: aprender de los errores. Según ella lo 
han hecho y se han rehecho de fuera hacia adentro y de abajo hacia 
arriba, aunque también pudo haber dicho que en forma transversal. El 
proceso de renovación de sus comités municipales será un buen sinodal 
para comprobar qué tanto es cierto. Ya lo vamos a ver. Pero insistió 
en hablar de unidad.

¿Su insistencia tendría dedicatoria alguna? ¿Por ejemplo al senador y 
abierto aspirante a la candidatura al Gobierno del estado, Héctor 
Yunes Landa, también exdirigente estatal?

Porque Héctor ya se embadurnó la cara, se calzó los mocasines, empezó 
a danzar y a aullar alrededor de una hoguera, jaló por el tomahawk, el 
arco y las flechas mientras sonaba el tam tam de los tambores de 
guerra, comenzó a enviar señales de humo y montó en su caballo sin 
ensillar. Y salió a cortar cabelleras.

El senador abrió agosto con una declaración de abiertas hostilidades 
contra la actual administración estatal, aunque de paso se entendería 
que arrimó el caballo también a su “sobrino” Pepe (Yunes Zorrilla), 
todo enmarcado en su pretensión de buscar y obtener la silla grande 
del Palacio de Gobierno, asegurando que será el sucesor de Javier 
Duarte de Ochoa.

El viernes 1 de agosto a través de su área de prensa envió dos 
boletines de un recorrido por los Tuxtlas y en uno de ellos 
abiertamente muestra enojo dejando entrever que su reacción crítica es 
en respuesta a que le están boicoteando sus actividades en el estado.

“Aun y cuando no reveló la identidad del autor intelectual de la clase 
política priista en Veracruz, incrustado en altas esferas 
gubernamentales, que le ha boicoteado diversas actividades públicas al 
grado de amenazar a alcaldes, diputados locales y federales y 
dirigentes sindicales, aseguró una vez más que será el próximo 
gobernador de Veracruz y además porque quien determinará la selección 
del abanderado del PRI será el presidente Enrique Peña Nieto… y espero 
que en todo este boicoteo nada tenga que ver Javier Duarte”.

En lo que parecería también una alusión indirecta a su contrincante y 
pariente José Francisco Yunes Zorrilla, quien igual recorre el estado 
con la misma pretensión aunque siempre acuerpado por diputados 
federales y locales, presidentes municipales y líderes de 
organizaciones, dijo:

“No van a frenarme en mi legítima aspiración a la gubernatura de 
Veracruz, no lo han logrado y es por eso que he crecido popularmente, 
tengo la mejor estructura política en el Estado, yo no vengo a actos 
oficialistas (¡zas!), yo platico con el pueblo, estoy en las plazas, 
en los mercados, con los campesinos, los jornaleros, las amas de casa, 
los cañeros, los pescadores, los jóvenes, los profesionistas y 
dirigentes con sus organizaciones”.

El legislador se fue duro y a la cabeza al calificar de grave el 
problema económico del estado, a grado tal “que se ve con solo salir a 
la calle”, pegando donde sabe que más duele, por la actualidad de sus 
blancos: los Juegos Centroamericanos y del Caribe, para cuya 
organización, dijo, hay dificultad; la escasez de obra pública estatal 
y municipal, los adeudos a proveedores y la reforma a la Ley del 
Instituto de Pensiones.

Se fue de largo. Dijo que quiere gobernar para resolver los problemas 
del estado y hacer bien las cosas, “y que no le daría tiempo ni para 
ir al baile”, en clara alusión a lo que había expresado días antes el 
gobernador Duarte de que le había tocado bailar con la más fea.

Ya en franco reto, soltó: “A mí me van a tener recorriendo todo el 
estado, siempre lo he hecho y en ese tenor lo seguiré haciendo para 
seguir escuchando y atendiendo a la gente, a mí me gustan los retos, 
nada me han regalado, he navegado siempre en la adversidad con el 
aparato de mi propio partido en contra y no me he rajado sigo firme y 
adelante”.

Remató con fuego ¿amigo?: “… las políticas públicas del gobernador 
Javier Duarte han fallado en todos los rubros a casi cuatro años de 
administración”.

Todavía el viernes pasado 15 de agosto volvió a la carga contra el 
gobierno del estado de su propio partido al asegurar en Tuxpan que 
“Veracruz es el estado que tiene la peores carreteras del país y más 
en la zona norte de la entidad, donde están ‘terribles’” (lo que 
además es cierto), además de que sus autopistas son malas y caras.

No deja ser contradictorio su manifiesto enojo, pues no tendría por 
qué tener ese estado de ánimo si como él mismo afirma está muy seguro 
de que él va a ser el “bueno” porque tiene todos los méritos para 
ello, la experiencia, la preferencia ciudadana, etc., y además porque 
la sucesión la va a decidir el presidente Peña Nieto. ¿Cuál tos 
entonces?

Llama la atención su rebeldía pues rompe con la ortodoxia de su 
partido, que siempre en aras de guardar la unidad –a la que ahora 
llama la dirigente estatal– desaprueba el golpeteo interno y abierto 
ya que toda descalificación es contra el propio PRI, que fue el que 
llevó al poder a quien está ahora, y mina los intentos de la propia 
jerarquía nacional tricolor de fortalecer su unidad, su imagen y su 
discurso de cara al proceso electoral inmediato en 2015, le da armas a 
la oposición e influye negativamente en el ánimo del electorado contra 
los colores y la sigla de su organización política.

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